Tormentas de verano

Esta lluvia que ha caido hace unos instantes me ha recordado a las tormentas de verano, las que caían en Agosto cuando hacía tanto calor. Las que empezaban con unas gotas gordas y separadas, las que duraban un momento y después dejaban ese olor a tierra mojada imposible de olvidar. Las que hacían que la gente dijera después: " pues oye, que ha refrescado ". Y la verdad es que era cierto, normalmente estas tormentas que se producían en las últimas semanas del mes, hacían que el tiempo cambiara ligeramente y que se empezara a vislumbrar el final del verano.

Yo para esas épocas estaba de vacaciones en el pueblo, las fiestas empezaban el 16, cuando bajaban la imagen del Santo desde una ermita que hay en la cima de una montaña, hasta la iglesia, en procesión, con la banda de músicos tocando, con la gente en silencio.


Os hablo de cuando era pequeña, pero un año ya de mayor junto a mi cuñada, nos dió tal ataque de risa en medio de la procesión, de esos que no puedes parar por más que lo intentas, que lloras y todo de la risa que nos tuvimos que ir para otro lado porque la gente nos miraba con mala cara y todo.


Bueno a lo que iba, el 16 bajaban al Santo, y esa noche ya empezaba el baile, en la plaza del pueblo. En aquella época el escenario donde tocaba la orquesta eran 2 remolques de tractor puestos juntos y pare usted de contar. Luego con los años se modernizó y ya montaban escenario, pero a mi los recuerdos que me gustan son los otros, los de mi infancia, donde todo era diferente.


El día 17 era propiamente el dia del Santo Patrón, San Mames bendito como le oí tantas veces decir a mi abuela. Pues bien, ese día justamente, el tiempo cambiaba, el cielo siempre azul de Castilla se volvia negro, solo iluminado por los relámpagos, y después por los rayos y truenos que resonaban en los campos de trigo.

Siempre solía llover ese día, y muchas veces aunque los músicos ponían unas lonas de plástico para poder tocar, a veces no era posible y había que suspender el baile.

Mi casa está en una de las calles donde el pueblo acaba y se abre un camino que va a los campos y montañas. Mi abuela siempre me contaba historias de lobos y jabalis que bajaban al pueblo cuando la gente dormía. Y en esas noches de tormenta, esas leyendas cobraban más fuerza.


Al día siguiente ya no llovía y sí, efectivamente había refrescado. Pero que importaba eso si eras niño y estabas de vacaciones!!!


La de cosas que he recordado por una simple tormenta verdad ??



La ermita, tal y como era entonces..... ahora está algo cambiada.


San Mames bendito ( como decía mi abuela ) que sigue igual año tras año







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